Señalado de criminal nato, el hermano del pastor narco fue pillado en una barrio chic de Rio de Janeiro, donde estaba a la guarda de criminales brasileños pero un detalle de su camuflaje lo delató y cayó en manos de la Policía.

La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) dio a conocer un informe en el cual menciona la detención de un “pez gordo” del narcotráfico internacional vinculado al crimen del fiscal Marcelo Pecci ocurrido en mayo del año pasado en una playa de Colombia.

Se trata de Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, quien según el comunicado fue detenido en una zona turística de la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, adonde habría huido luego de que un hermano integrante del temible clan familiar, conocido como José Insfrán (narco pastor), acusara orden de captura en el marco de la Operación A Ultranza Py que dejó al descubierto parte del estructurado esquema de perversión criminal que operaba abiertamente en Asunción y aledaños con visión trasnacional.

“Tio Rico” posee una trayectoria delictiva desde el año 2000, cuando se dedicó al crimen organizado con delitos como robo, desarme de vehículos y reducción, que le permitieron establecer contactos con organizaciones criminales de Bolivia, por entonces destino habitual para la comercialización de los vehículos robados en Paraguay.

No tardó mucho tiempo en expandir sus variables delictivas incursionando en el tráfico de drogas, donde logró conformar una importante estructura criminal que proveía soporte logístico para el tráfico de sustancias ilícitas por vía aérea y terrestre.

Investigaciones de la Senad concluyen que la formidable capacidad logística de Insfrán incluía el contacto con proveedores de clorhidrato de cocaína en distintas zonas de producción, a más de la provisión de pistas de aterrizaje, combustible y enseres necesarios en sitios estratégicos del país.

La estructura criminal también incluía medios de transporte como aeronaves y camiones de gran porte acondicionados con estructuras de doble fondo. 

“Tío Rico” también era propietario de numerosos depósitos de amplias dimensiones en el entorno de Asunción con capacidad para ocultar camiones narcos de gran porte, de donde se dirigían a terminales portuarias dedicadas al transporte de contenedores por vía fluvial.

Las capacidades logísticas permitieron que Insfrán Galeano mantuviera vínculos con importantes organizaciones criminales trasnacionales, con las cuales habría conformado asociaciones para el transporte de grandes volúmenes de clorhidrato de cocaína desde zonas de producción del continente sudamericano hasta territorio paraguayo, para su redistribución a países limítrofes como Argentina, Brasil y Uruguay, recalca la Senad.

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