Sandra no ha ordenado investigar la enorme corrupción de Marito ni a los holdings mediáticos beneficiados con la plata pública, por lo cual merece la denuncia y el reproche ciudadano. (Foto: Diario La Nación).
Holdings mediáticos al total servicio del oficialismo y el efrainismo globalista se rasgan las vestiduras tras el término de funciones de la fiscal general del Estado, sobre cuya figura hacen una competencia aparte entre aliados para dar a conocer negligencias y errores que saquen a relucir el perfil “cartista” de Sandra Quiñónez, para quien incluso piden un proceso penal especial e incluso la cárcel.
Todos los voceros del abdismo y la seudo oposición vinculada al oficialismo tienen cabida en los medios “independientes”, convertidos de esta manera en voceros de la democracia tarifada, donde cuentan con peso propio las multimillonarias licitaciones dirigidas y, fundamentalmente, la impunidad a la hora de tapar sus fechorías.
Figuras de polémica talla como Efraín Alegre, Kattya González, Celeste Amarilla, Desirée Masi y otra decena de falsos positivos inundan el espectro, compitiendo igualmente en decibeles de injurias contra el enemigo común.
Estos amigos del continuismo apátrida, la corrupción y la buena vida con los recursos del Estado tienen razón en criticar con todo el peso de la vehemencia explícita a la ahora ex fiscal general del Estado, quien no ha tenido el valor y el coraje que el cargo le exigía para investigar y presentar acusación sobre denuncias sonoros de robos al erario público.
Algunos de esos casos que Sandra dejó pasar con negligencia y que la convierten en ineficiente y digna de ser enjuiciada son:
-Denuncias concretas de lavado de dinero en el banco Atlas del clan Zuccolillo presentadas por la Conmebol. Ninguno de los directivos del banco (amigo del gobierno) ha sido molestado por la Fiscalía General del Estado para declaración indagatoria, con lo cual el caso criminal continúa impune
-Denuncias sonoras contra Mario Abdo Benítez por presuntos hechos de rapiñaje de fondos multimillonarios destinados a la lucha contra el covid. Según datos, solo en este rubro Marito y aliados tragaron más de 1.700 millones de dólares
-Denuncias de saqueos de fondos públicos presupuestados para el mejoramiento de la salud, la educación y la seguridad, preferentemente.
-Denuncias multiplicadas sobre la terrible inseguridad ciudadana, con centenares de víctimas diarias de asaltos y robos en cada rincón del país
-Absoluta inoperancia de las instituciones públicas, dedicadas a hacer proselitismo con medios y recursos del Estado
-Persecución implacable de funcionarios estatales no alineados al oficialismo con casos lamentables arteramente callados por la alianza mediática-abdista
-Silencio total del Ministerio Público quiñonista ante la desastrosa gestión de los ministros abdistas Carlos Arregui, René Fernández y Arnaldo Giuzzio, quienes no sirvieron al Estado y la ciudadanía sino a su jefe Marito con la complicidad artera de los holdings pro-oficialistas y la formidable caterva legislativa anticartista
-Cero trámite penal por presunta lesión de confianza de G. 13.000 millones en la construcción de la “pasarela de ñandutí”, apenas una de las centenares de licitaciones amañadas del gobierno de Marito que duermen en la impunidad
-Ninguneo a informe de la Contraloría sobre presunta lesión de confianza por G. 35.000 millones en la Conatel
-Nada de molestia penal a popes de IPS por enormes tragadas de recursos, licitaciones amañadas, pésima atención al asegurado y ninguna investigación sobre rol de la senadora Lilian Samaniego en el esquema de mando y perversión presupuestaria
-Ninguna investigación de los viajes alrededor del mundo de Marito y señora por montos siderales del presupuesto público, sin ningún beneficio para el país y la gente sino para el presidente y su entorno de aduladores, entre ellos los holdings mediáticos aliados que se encargan de sacralizar las vacaciones pagas y darles perfil de rosa.
Por todo esto, y mucho más, Sandra Quiñónez no ha cumplido su misión, ha permitido que este sea el peor gobierno de la era democrática con delincuentes sueltos por todo el país, por lo cual merece el escrache ciudadano y figurar en el “paseo de los indignos”.