Este rostro representa peligro para la libertad de prensa, especialmente para los periodistas críticos que sacan a la luz los trapos sucios del líder de la Concertación, quien juzga y difama a placer pero se niega a pasar por la censura.
Trabajadores de prensa del Paraguay están, o deberían estar, de celebraciones este miércoles por el Día del Periodista, pero ello no ocurrirá porque la fecha sorprende, como durante los oscuros años de la dictadura, con la amenaza a la libertad de expresión.
Haciendo causa común con el déspota, en esta ocasión nada menos que un candidato a presidente de la República pone en remojo a la libertad que tiene constitucionalmente la prensa de manifestar libre y abiertamente sus informaciones u opiniones en el marco de las leyes que consagran el ejercicio de la profesión.
Visiblemente irritado por las críticas hacia su persona y el movimiento político que el mismo lidera, el candidato Efraín Alegre expuso ante propios y extraños un sincericidio que lo estaba guardando con 7 llaves desde hace tiempo, cuando comenzaron a salir al sol los trapos sucios que contaminaron su gestión al frente de la cartera de Obras Públicas y Comunicaciones en la era Lugo, y posteriormente las denuncias multiplicadas de posibles casos de estafa y rapiñaje de fondos de su propio Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
Alegremente, y sin muchas vueltas, el político que quiere ser Presidente alentó el cierre de un medio de prensa crítico a su gestión, tal como lo había hecho con diferencia de un par de días el candidato a senador por la Concertación, Bruno Defelippe, esposo de la candidata a vicepresidente la República por la misma línea política-ideológica globalista, que defiende el aborto y el matrimonio gay, entre otras perversiones.
La intención de Efraín de clausurar los medios críticos generó una ola de reacciones en contra, inclusive del Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) que dio a conocer un comunicado al respecto.
Resulta increíble y penoso a la vez que, a estas alturas, después de haber soportado vejámenes, abusos, azotes, persecuciones y de ser considerados parias sociales por parte de la dictadura, la prensa tenga que vestir nuevamente la armadura de lucha, ponerse a cubierto y pedir seguridad para defender el derecho a informar libremente, consagrado por la Constitución Nacional.
Una trabajadora de prensa se preguntó hace unos días en su red social qué pasará con los periodistas críticos si Efraín subiera “por desgracia” a la primera magistratura, instalando con su posteo una estela de preocupación en este singular trabajo de apostolado, cuando quedan por delante toneladas de informaciones, investigaciones y críticas que seguramente emergerán después de las elecciones, entre ellas los resultados de la denuncia que enfrenta el mismo Efraín por enriquecimiento ilícito, lesión de confianza por decenas de millones de dólares, estafa con fondos partidarios y tantos otros chanchullos que hace tiempo permanecen en la sombra.