Enfermeras reclaman derechos laborales y salariales, pero no se acuerdan de obligaciones, entre ellas el trato digno y humano a los pacientes, que en algunos casos son confundidos con vacas. Una irregularidad arrastrada de años que el nuevo ministro promete analizar. (Foto: Diario La Nación).
Como era de esperarse, y cuando aún siquiera fue a visitar el local ministerial atestado de problemas, el nombrado ministro de salud Felipe González recibe a diario una andanada de exigencias, pedidos, reclamos y denuncias acerca de la calidad del servicio sanitario público, ante la necesidad imperiosa de mejorar la situación que ha llegado a niveles insostenibles de carencias, precariedad y denuncias.
Uno de los puntos más reclamados al Dr. González es lo referente a la calidad de los servicios.
En este sentido, las enfermeras fueron blanco de las críticas por maltrato verbal a los pacientes, la nula resistencia a quejas y requerimientos, la falta de formación profesional adecuada y el poco celo por su puesto de trabajo, generalmente por la seguridad que les brinda el sindicato.
En medio de todo esto, los administradores de centros sanitarios pasan por alto los reclamos de la gente como si se tratara de cosa menor.
Tampoco realizan la selección correcta de enfermeras que realmente tienen el perfil de servidores públicos y no oficiar de simples funcionarias que ocupan un puesto laboral por el salario, sin responder a los derechos de los pacientes a recibir trato digno y respetuoso.
El nuevo ministro dijo que la formación y capacitación de recursos humanos figura dentro de su planilla de actividades, y bien hará en comenzar por enseñar a enfermeras, y también a médicos, cómo debe tratarse a un paciente, siguiendo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y derechos consagrados por la Constitución Nacional para todos quienes acuden a centros sanitarios públicos y no solo para los vestidos de blanco blindados por los sindicatos que, como se sabe, se han constituido con el tiempo en carta de impunidad y blanqueo para socios denunciados o afectados de quejas o sanciones.
Las quejas son cosa corriente en nuestro país.
“Un gran porcentaje de enfermeras trata a los pacientes como vacas: a los gritos o con voz de mando como si se tratara de un cuartel; no quieren repetir un anuncio; se niegan a brindar información sobre el médico tratante; no admiten quejas o reclamos so pena de severas reprimendas, y en caso de ser denunciadas se ríen porque saben que van a tener el respaldo no solo de su sindicato sino de los propios médicos y la institución donde prestan sus servicios de mala calidad”, señala este lunes en su red social la indignada María Selva Núñez.
En el mismo sentido se expresan decenas de pacientes, quienes coinciden en los tratos indebidos, en algunos casos indignantes y severos, que reciben de parte de enfermeras en cualquier centro sanitario, en una práctica que se ha extendido impune en todo el país sin que las autoridades de Salud Pública hayan alguna vez intentado siquiera poner límites a este tipo de abuso de poder en uno de los servicios más sensibles donde se necesita la mejor dosis de atención y paciencia.
«Nosotros no tenemos la culpa de que se les pague poco, o no cobren sus salarios y reivindicaciones, y eso tienen que meterse en la cabeza antes de salir a atendernos con caras largas y de forma picante», vociferó otra indignada.
“La pelota está ahora en la cancha del nuevo ministro. Veremos si hace algo en este sentido, o se suma a los ministros anteriores ciegos y mudos en materia de calidad de servicio humano a los pacientes”, dispara por su parte Adelaida Pedrozo.