En la foto del diario HOY de Asunción se observa al entonces ministro de Marito encargado de la lucha contra el narcotráfico haciendo indicaciones ante la presencia del capomafioso Marcus Vinicius (en círculo rojo). El país está pendiende del juicio a Arnaldo Giuzzio.
El rechazo de la fiscalía adjunta del Ministerio Público a la recusación planteada contra fiscales especializados en anticorrupción por parte de la defensa del otrora poderoso ex ministro de la Senad, Arnaldo Giuzzio, pone a prueba el blindaje político de los amigos del ex presidente de la República Mario Abdo Benítez y aliados de la oposición.
Al mismo tiempo, instala en el ambiente judicial y el observatorio ciudadano la gran expectativa acerca de la posibilidad de que jerarcas intocables de la era Marito vayan a parar con sus huesos a la cárcel por un abanico de delitos y crímenes, entre ellos robos multimillonarios de fondos del Estado, lavado de dinero, asociación criminal, negociados feroces con recursos públicos, manipulación de informes confidenciales de uso reservado, entrega de la soberanía nacional, etc.
Referentes políticos del oficialismo abordados por La Mira coinciden en señalar que el juicio oral ordenado para Giuzzio no solo representa el banquillo de acusado para un poderoso hombre fuerte del gobierno anterior sino la “jurisprudencia” para un tendal de autoridades y referentes del sector privado metidos hasta la médula en el festín con los fondos públicos.
“Vamos a ver hasta qué punto la justicia se muestra firme e imparcial a la hora de emitir sentencia”, opina este lunes un abogado del foro consultado sobre el caso que involucra a Giuzzio, mientras políticos del cartismo coinciden en la “importancia” de que ex ministros, legisladores e integrantes del entorno de Marito enfrenten las consecuencias de sus malos actos.
En medio de esta expectativa siguen pendientes de resolución medidas del Ministerio Público en el marco de la demanda por “persecución política” entablada por el ex presidente Horacio Cartes contra personas innominadas que, según afirma en su escrito, le jugaron a matar con el objetivo de exterminarle del ruedo electoral perjudicando no solo su figura política sino personal, familiar y empresarial.
En este grupo aparece entre bambalinas el nombre de Mario Abdo Benítez y un abanico de aliados provenientes del sector privado y mediático que se encargaron de elucubrar, coordinar y lanzar a la consideración pública una serie interminable de ataques con cargas radiactivas de crueldad, perversidad, injuria y calumnia de alto voltaje.
El mismo Giuzzio está sindicado de haber pervertido la Senad acondicionando la institución a los intereses del abdismo y aliados con resultados catastróficos para el Paraguay tras ser configurado como país narco por el consenso internacional que puso en tela de juicio los más de 55 toneladas de cocaína incautados en mercados de ultramar que filtraron campantes las instancias de prevención, control y represión de los organismos de seguridad.
El socialista Giuzzio, conocido por hacer alarde de “cambio” en Paraguay, enfrenta acusación por posible cohecho pasivo agravado en carácter de autor tras haber recibido presuntamente dinero sucio del capomafioso brasileño Marcus Vinicius Espíndola en un caso que conmovió a la ciudadanía por las especiales características de un entonces ministro asociado al crimen organizado.