El ministro de Justicia, Ángel Barchini, juega con fuego al mantener como directores de la cárcel de máxima seguridad de Emboscada a cuestionados directores con frondosos antecedentes y vínculos con la mafia penitenciaria.

Con el traslado de reclusos de la cárcel de Tacumbú a Emboscada, la penitenciaría de esta ciudad cordillerana ubicada a 40 kilómetros de Asunción se ha convertido en un polvorín que puede explotar en algún momento, teniendo en cuenta la presencia de pesos pesados del crimen organizado, entre ellos el sanguinario Armando Rotela.

Rotela lidera el temible Clan Rotela, señalado de pervertir con jugosas prebendas y “contraprestaciones” el servicio diferenciado que reciben los soldados de la agrupación asociada con el narcotráfico de parte de autoridades que en los papeles deberían mantener la población penal organizada y sin excepciones, salvo las celdas o pabellones específicos que corresponden a cada detenido según su acusación o sentencia.

Con el traslado masivo de presos de Tacumbú en el marco de la operación Veneratio el pasado 18 de diciembre la situación se ha tornado extremadamente tensa y peligrosa en Emboscada, señalan detenidos por causas no criminales que llamaron la atención sobre la inseguridad que representa para ellos depender de dos directores con frondosos antecedentes.

Uno de los directores cuestionados es Cristian Ortiz Claverol, encargado de la cárcel antigua o De la Vega, el mismo que venía desempeñándose en el mismo cargo y lugar hasta la derrota de Marito en las elecciones, luego de lo cual volvió a reaparecer como si nada a pesar de los graves cuestionamientos que pesan en su contra, entre ellos negociados con presos vip y actos de corrupción, sumados a una imputación por cohecho pasivo cuando se desempeñaba como director de la penitenciaría de Misiones.

En la otra cárcel de Emboscada, conocida como centro penitenciario modelo, también fue nombrado contra todo pronóstico Adán González, ex director de la cárcel de San Pedro de Ycuamandyyú, donde fue denunciado por acoso sexual.

González también arrastra un abanico de denuncias por mal desempeño cuando se desempeñaba como director de la cárcel de Tacumbú, entre ellos transas al por mayor y un esquema de privilegios a presos solventes que incluía en grado superlativo al líder e integrantes del Clan Rotela.

Lejos de ser procesado y sancionado, González fue premiado por el gobierno actual con el cargo de director en Emboscada sin que se tengan noticias sobre méritos acumulados sino denuncias y sospechas multiplicadas de mala praxis.

De acuerdo a los datos, el gobierno se dejó impresionar por las recomendaciones del viceministro de Salud, Miguel Olmedo, dirigente colorado de Cordillera que desconoce la realidad penitenciaria y es señalado de ningunear sugerencias de líderes departamentales.

“Si algo malo ocurre en la cárcel de Emboscada, en primer lugar será responsabilidad de Olmedo por hacer nombrar a directores con pésimos antecedentes”, señalan guardiacárceles y funcionarios que están al tanto de los movimientos de este médico devenido en político que suma detractores.

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