Imagen usual en cualquier lugar del país, donde niños escolares apuestan al azar en máquinas tragamonedas que se han convertido en verdaderos azotes ante la falta de control. La Comuna de Emboscada prohibió este tipo de juego por el peligro que representa para menores de edad.
La Municipalidad de la ciudad de Emboscada dio a conocer un circular a través del cual prohíbe el funcionamiento de las conocidas máquinas tragamonedas en esa jurisdicción, con excepción de los locales comerciales debidamente habilitados para el efecto por la Comisión Nacional de Juegos de Azar (Conajzar).
El circular, que lleva la firma del intendente Silvio Andrés Peña, señala en su considerando la reglamentación de la Ley N° 6903/2022, que establece medidas de protección a los menores de edad ante las influencias de las máquinas tragamonedas.
Por tanto, “la Municipalidad de Emboscada aclara que no autoriza ni patenta el funcionamiento de los juegos de azar en los sitios públicos y comerciales, a excepción de los locales cerrados autorizados como casinos, debidamente acreditados por la Conajzar”.
El ejecutivo comunal comunica al mismo tiempo, y por única vez, que en caso de constatarse que el establecimiento donde se lleva a cabo la explotación de juegos de azar no cuenta con la autorización municipal, la Conajzar dispondrá de la clausura inmediata, remitiendo los antecedentes al Ministerio Público en el caso correspondiente y la comunicación al gobierno municipal.
En su caso, en base al Art. 9 del Decreto presidencial N° 938, se producirá la incautación de las máquinas tragamonedas, bajo riesgo de aplicación de elevadas multas y sanciones por cada máquina de juego electrónico constatado.
Al mismo tiempo, se dispondrá la clausura temporal del local y, en caso de reincidencia, el cierre definitivo y cancelación de la patente comercial.
Las conocidas tragamonedas se han constituido desde hace un par de años en un verdadero azote de la sociedad, debido a su poder cautivante como juego de azar.
De esta manera, barrios enteros se han plegado al negocio ilícito instalado en cualquier tipo de local sin las mínimas condiciones de seguridad, adonde acuden en masa jóvenes e incluso niños de corta edad a probar suerte.
“Por acá cerca en un almacén vienen a jugar niños que deberían estar en la escuela, y lo hacen impunemente porque sus padres no ejercen control sobre ellos por diversos motivos”, comentó a La Mira un vecino del barrio Isla Alta, en coincidencia con fuentes de otros barrios de la ciudad que expresan preocupación por el alto índice de apostadores precoces ante la ausencia de instituciones responsables como Codeni y Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, considerados verdaderos elefantes blancos porque sus trabajos no se ven en las calles donde están los problemas.