La suerte de los compatriotas está en el misterio, mientras la FTC mimada por Marito continúa firme succionando el presupuesto sin dar respuesta a la inseguridad en el norte. Foto: Diario La Nación.
En pocos días más se cumplirán 5 meses del secuestro del ex vicepresidente de la República, Oscar Denis, y los 270 millones de guaraníes que la ciudadanía paga por el sostenimiento de ese elefante blanco llamado Fuerza de Tarea Conjunta no se justifican, al punto que amerita el desbaratamiento de la agrupación uniformada por su declarada ineptitud y falta de profesionalismo, a pesar de contar con armas, equipos y logística de primer mundo que al final no sirven para nada.
A más de Denis, aún se mantienen en poder del ilegal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) los compatriotas Edelio Morínigo y Félix Paiva, cuya suerte está en el misterio porque los investigadores no aportan datos que puedan abrigar la esperanza de que siquiera están vivos.
Como toda respuesta, la FTC ha ofrecido en todo este tiempo la cabeza de algunos miembros del grupo terrorista, en medio de críticas de expertos en temas militares e inteligencia que ponen en tela de juicio el singular esquema de aniquilamiento utilizado por los soldados no se sabe con qué “estrategia”, pero lo cierto es que, lejos de amedrentar a los criminales escondidos en los montes les fortalece y, lo peor, arriesgan la vida de los secuestrados.
En medio de este mar de fracasos, imprecisiones e improvisaciones, la FTC le sigue cobrando a la ciudadanía por la “seguridad” en el norte, que vive aterrorizada y cautiva en manos de una treintena de hombres y mujeres que marcan con fuego la agenda y rutina de la amplia región.
Se sabe que el EPP se encuentra en un radio no mayor de 50 kilómetros de una zona bien delimitada por vecinos que la FTC es incapaz de someterla a barrida.
La táctica de inteligencia, intervención y enfrentamiento utilizada por los uniformados en el norte es un misterio tan grande como su fracaso y decepción.
El responsable de la fuerza pública es el presidente de la República Mario Abdo Benítez, cuya incapacidad para gobernar es harto conocida y por esa razón no es de extrañar la falta de resultados de la FTC en su “lucha” contra el terrorismo norteño impregnado en el EPP.
Bien haría Marito si, en un arrebato de patriotismo que no tiene, desintegre de inmediato la FTC y destine los millones de dólares tirados a la basura a reconstruir escuelas y hospitales ruinosos, potenciando la fuerza policial y militar regular, asumiendo el gran daño que le provoca al país y a su gente el tener que lidiar con la inseguridad, como si faltaran problemas por resolver en este mar de infortunios en el gobierno.