Un «soldado» de la mafia terrorista aparece en el monte, donde las gloriosas fuerzas armadas paraguayas no logran encontrar al EPP, que mantiene indefinidamente en su poder a compatriotas secuestrados, mientras el poder político se mantiene callado. (Foto: Diario La Nación).
Esta semana termina otro año con la dolorosa ausencia en el hogar familiar de los secuestrados Edelio Morínigo, Félix Urbieta y Oscar Denis, que se mantienen inalterables en poder del ilegal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), una organización armada integrada por no más de 40 hombres que hace dos décadas mantiene en vilo al país.
El EPP se maneja en un área aproximada de 100 kilómetros cuadrados en el norte de la Región Oriental, según informes de inteligencia de las Fuerzas Armadas que alegan conocer detalles del esquema operativo y desplazamiento del grupo terrorista, pero en la práctica demuestra desconocerlo totalmente porque en todo este tiempo no ha podido, o no quiere, desarticular la banda criminal que, según las mismas fuentes, se mantiene impune por la acción u omisión de políticos de la izquierda empotrados en el poder que les confieren alas y autoridad.
De esta manera, la seguridad en el norte está bajo dominio del EPP, que le tiene enfrente a la oficial Fuerza de Tarea Conjunta, un batallón supuestamente de élite integrado por policías y militares con armas, equipos y logística de primer mundo que al final de nada sirven sino solo para hacer ostentosas demostraciones de fuerza y un presupuesto formidable que, según los mismos norteños, bien hubiera sido invertido en obras de infraestructura física, mejor atención sanitaria y educativa, o apoyo a la producción familiar.
El agente de policía Edelio Morínigo fue secuestrado el 5 de julio de 2014, en medio de conjeturas sobre su suerte. Fuentes castrenses afirman que habría fallecido en poder de sus captores, mientras su desconsolada madre Obdulia Morínigo golpea puertas en busca de una respuesta que no se da.
El ganadero Félix Urbieta cayó en cautiverio el 12 de octubre de 2016, y desde esa fecha no se tienen novedades sobre su vida, salvo en un par de ocasiones donde los terroristas dieron señales de vida y solicitaban dinero a cambio de libertad, pero la negociación no prosperó.
El ex vicepresidente de la República Oscar Denis fue tomado de rehén el 9 de setiembre del 2020, y permanece en poder de sus secuestradores sin señales de vida.
Los llantos y clamores de las hijas de Denis no han dado resultado en el entorno del poder político, que se mantiene callado y no presenta señales de reacción que lleven a pensar en un eventual operativo de rescate exitoso.
“Hace tiempo hubieran arañado los montes norteños y enviado a todo el Ejército paraguayo si uno de sus hijos o familiares eran las víctimas de los terroristas”, posteó un indignado acerca de la inoperancia de las fuerzas de seguridad.
El comandante de las Fuerzas Armadas del Paraguay, Mario Abdo Benítez, carga sobre sus hombros la responsabilidad constitucional de garantizar la vida y la seguridad del país, pero esa situación no se da, al punto que bandas y organizaciones criminales han sentado jurisdicción en diversos ámbitos de la sociedad, donde también operan los políticos que sustentan y garantizan larga vida al EPP, para desgracia del pueblo que ha confiado sus votos a esos antipatriotas al servicio de prácticas e ideologías de perversión con altos estándares de inmunidad e impunidad.