Rígido como estatua permanece el canciller ante los abusos de EE.UU., que comete injerencia en los asuntos internos del país mientras el ministro Arriola calla y se pliega al silencio oficial sobre el manoseo a la institucionalidad de la República.

El Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) ha demostrado ser funcional a los intereses de una potencia extranjera, en este caso el gobierno de Estados Unidos, que sin medias vueltas incurrió en sendos hechos de intromisión abierta en los asuntos internos de la República (¿independiente?) del Paraguay sin que las injerencias acusaran recibo y ameritaran siquiera un remedo de intervención de la Cancillería Nacional.

Durante los dos casos de intromisión, con apenas 5 meses de diferencia, el ministro Julio César Arriola dio parte de ausente, borrándose incluso de los noticiarios de los medios aliados al gobierno, sedientos de información relacionados al adversario de Marito, el presidente amigo solidario con las licitaciones y blindajes contra negociados y delitos que son de conocimiento público.

La Constitución Nacional califica al Paraguay como un país libre e independiente, pero en la práctica el gobierno demuestra que una potencia extranjera puede “venir a hacer lo que quiere” sin ser molestada para nada, según denunció el diputado nacional Óscar Raúl Latorre tras censurar y reprender la calidad de gestión de los gobernantes, a partir del presidente Abdo Benítez, de quien afirma que es el principal culpable de la vulnerabilidad consecuente del país.

La Carta Magna del Paraguay confiere al MRE la responsabilidad de velar por el respeto y protección de los intereses del Paraguay, pero el ministro Arriola demuestra en los hechos desconocer esta misión constitucional y se tira a los brazos del Imperio donde reposan campantes jerarcas del gobierno en busca de impunidad.

Arriola nada dice sobre la intromisión norteamericana, en una muestra de sujeción condenable, más aún teniendo en cuenta la historia plagada de heroísmo de nuestros ancestros, que han guerreado y prefirieron mil veces sucumbir antes de entregar la soberanía patria, como lo vienen haciendo repetida e impunemente Marito y su camarilla de aduladores, integrada entre otros por el efrainismo y las variables de la izquierda.

De hecho, no se podía esperar más del canciller nacional desde el momento que ha expuesto desde un primer momento en el cargo un perfil zoqueteril pronunciado, con representantes diplomáticos de dudosa calidad de gestión y patriotismo al frente de las legaciones paraguayas en el extranjero, la mayoría de ellas ocupadas por la clientela familiar, sectorial y partidaria.

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