Efraín debía ser el «gran ganador» de la compulsa televisada, según el guión preparado por los amigos del continuismo globalista. «Todos los candidatos tienen derecho a exponer sus proyectos», dijo Santi.

A medida que pasan los días queda en evidencia el plan maquiavélico de la oposición líbero-zurda, con la colaboración de nostálgicos derrotados del abdismo, para tender una trampa fulminante al candidato colorado a la presidencia de la República, Santiago Peña, en la búsqueda desesperada de moverle el piso para tentar mejores guarismos en los sondeos y encuestas abrumadoramente adversos.

Datos de investigaciones independientes publicados en un medio ajeno al oficialismo y la oposición revelan que miembros de la familia Zuccolillo estarían seriamente comprometidos en la parodia de debate presidencial que, según trascendió, se trató de un montaje con resonante tinte electoralista, de cara a las cruciales elecciones generales del próximo 30 de abril, donde los candidatos del holding están empantanados en un callejón sin salida y no logran levantar su pobre cosecha de votos.

Para participar del debate tramposo fueron invitados a participar tanto Peña como el “candidato de los amigos”, Efraín Alegre, quien hace años oficia de propietario putativo del holding de marras, haciendo y deshaciendo a placer con la bendición de los ejecutivos mediáticos, empresarios y políticos que hacen rogativas por el continuismo, y el guiño cómplice del embajador estrella.

“Las preguntas estaban diseñadas exclusivamente para embarrarle la cancha”, informó uno de los investigadores, tras resaltar la asociación ilícita movida entre bambalinas para llevar a la práctica el sucio plan.

Otros indignados opinaron que Peña igualmente hubiera aceptado el reto, a sabiendas de su prolífica preparación académica y exitoso desempeño en su época de autoridad pública, donde se desempeñó sin haber recibido denuncias de corrupción o rapiñaje de fondos públicos o partidarios, como sí lo tiene su contrincante líbero-zurdo acusado de vaciar fondos del MOPC en su época de ministro luguista, y de lampiñar incluso el dinero de su propio partido donde oficia de presidente.

Peña se había negado a participar del supuesto debate presidencial y lo hizo saber a la ciudadanía a través de un comunicado, donde expresa que el mismo no se oponía a debatir sino quiere hacerlo con la presencia de otros candidatos a presidente de la República, de quienes dijo que tienen también el derecho de exponer sus proyectos de forma libre y abierta, y no ser olímpicamente discriminados porque supuestamente tienen menos chance de presidenciar.

La organización del evento explicó tibiamente que la idea de poner frente a frente a Efraín y Peña era porque no había supuestamente suficiente infraestructura y espacio para albergar a más candidatos, lo cual cayó en el descrédito por su propio peso.

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