La Nación saca a luz parte del esquema de facturaciones siderales del clan Núñez-Defelippe, directamente involucrado en la campaña de Efraín y blindado por la colectividad mediática amiga, gran interesada en la repartija de la plata dulce.

Luego de que, en su momento, trascendieran las actividades poco claras de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que operan en Paraguay, el presidenciable colorado Santiago Peña salió a afirmar que durante su gobierno todas estas estructuras planificadas para facturar con atractivos y motivadores proyectos serán pasados por los organismos de control del Estado, lo cual no ha ocurrido hasta ahora por lo que los negociados feroces con nuevos ricos continúan campantes a costa del sufrido contribuyente.

El diario La Nación, el único medio que saca a luz los trapos sucios del gobierno y aliados opositores, publica este lunes una profusa investigación acerca del voluminoso y lucrativo esquema de perversión financiera utilizado específicamente por ONGs ligadas directamente a la campaña de Efraín Alegre, el candidato de los medios “independientes” paraguayos.

El material no ahorra informes y datos acerca de la estructura que, según afirma, permea impune los sistemas de control y represión estatal, entre ellos la Seprelad y la Secretaría Anticorrupción, que hace meses experimentaron una carrera electoralista en favor de la claque política dominante, oficiando de vulgares espías y delatores, postergando indefinidamente sus responsabilidades oficiales.

De acuerdo a datos que nunca fueron investigados, al menos el 80 por ciento de las ONGs que operan en Paraguay constituyen nichos de alegre repartija de cargos y salariazos de primer mundo, creando nuevos ricos y desangrando el presupuesto de este país sumido en necesidades y privaciones.

Existe, por ejemplo, una ONG dedicada a realizar “análisis sociológicos” que, bajo un presupuesto millonario pagado por los contribuyentes de este pobre país, se dedica a disparar munición gruesa contra la producción y todo lo que signifique desarrollo con el evidente afán de victimizar a la “clase pobre” y ganarse así la consideración y el aplauso de advenedizos, entre ellos políticos oportunistas que sacan tajadas colosales de este tipo de organización creada para lucrar.

La Nación desnuda en su edición de este lunes el vínculo directo de Soledad Núñez, la candidata a vicepresidenta de la República por el efrainismo liberal, con una ONG gigantesca co-integrada por 14 satélites, que factura sumas colosales a través de variados “servicios” a órganos estatales, entre ellos las sonadas “consultorías”, que significan erogaciones vinculantes multimillonarias para la rosca recaudadora.

Como cara visible de este esquema de perversión público-privada aparece el esposo de la Núñez, Bruno Defelippe, quien integra también la rosca política de Efraín, y quien oficiaría de enlace propiciatorio con instituciones del Estado, seguramente a cambio de jugosos bocados económicos.

El anuncio que hizo en su momento Santi Peña, de revisar cada uno de los contratos de todas las ONGs que operan en Paraguay, genera espanto dentro del esquema de corrupción empotrado en estas organizaciones y les anima a recargar cartuchos para disparar a quemarropa contra la Lista 1, para lo cual cuentan con propaganda gratis y en primera plana de los medios cooptados por patrones generosos con las licitaciones y, especialmente, por la ceguera para investigar sospechas de lavado de dinero y otros múltiples delitos de los capos mediáticos.

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