Camiones cargados con madera preciada se desplazan campantes por la Región Oriental donde según el gobierno ya no hay deforestación. Un informe de la UE contradice la versión nacional y genera reacciones. (Foto: Radio Concierto).
Un informe de la Unión Europea sobre medio ambiente señala al Paraguay como uno de los países que, junto a Brasil, ocupa los primeros lugares de deforestación en la región, lo que ha dado lugar a una serie de medidas condicionantes que ponen en juego la balanza comercial y asistencial, traducida en millones de dólares de compra de commodities y expectativas de mejoría relevantes aunque bien limitadas al cumplimiento de normas medioambientales, específicamente el manejo de los bosques nativos en la Región Occidental que son objeto de discusión y críticas.
De acuerdo a los datos, cada hora caen fulminados en el suelo paraguayo al menos 9 hectáreas de montes vírgenes destinados a la preparación de suelos para la agricultura extensiva o la ganadería.
Imágenes de enormes restos de otrora generosos y soberbios árboles son acompañadas de informes contundentes acerca de las deforestaciones que, sin embargo, no son visualizadas de la misma manera y con el mismo enfoque por el gobierno de Marito.
“No refleja la realidad de nuestro país”, señala un comunicado oficial que desacredita a la Unión Europea, la misma organización de naciones de primer mundo que en otro estadío, el asistencial, es objeto de rastreros elogios y conceptos grandilocuentes.
“Desde hace varios años, las actividades agropecuarias (específicamente, en relación a la deforestación en el Chaco), se rigen por las buenas prácticas agrícolas y ganaderas, con regímenes de agricultura de conservación como la rotación de cultivo y la siembra directa, y ganadería desarrollada principalmente en pasturas con altos índices de fijación de carbono, aplicando la misma relación de las actividades desarrolladas por países industrializados”, reza el comunicado oficial del gobierno paraguayo, que pretende desmentir la acusación de los europeos.
El documento de marras emite también una serie de conceptualizaciones vinculadas a las actividades agropecuarias y aclara que como el 80 por ciento de los bosques nativos se encuentran bajo propiedad del sector privado, el país cuenta con un “estricto marco legal” que, según sostiene, permite la protección de sus recursos naturales.
La Unión Europea, mientras tanto, no cede en sus acusaciones basadas, según afirma, en datos y elementos documentales de rigor que no admiten discusiones.
Mientras esto ocurre, millares de troncos exánimes de la flora paraguaya adornan impunes el entorno de aserraderos clandestinos diseminados a lo largo y a lo ancho del país en espera de clientes, en un negocio paralelo que genera beneficios multimillonarios a los depredadores y a la cadena de explotadores del rubro supuestamente limitado y controlado, mientras el suelo lampiñado sufre las secuelas del “progreso”.